Los campesinos sin embargo estaban conformes, era lo que Dios había decidido para ellos así como el hecho de servir a su señor feudal. Era lo normal y lo correcto.
Pero no sólo tenía riquezas, la potencia militar también era un fuerte. De hecho, había habido algunos conflictos con las tropas reales resultando siempre estas derrotadas por la gran potencia militar.
Un día, apareció un viajero por el horizonte. Parecía cansado y no tenía más que un pequeño bolso con algún pedazo de pan blanco y una bota con algo de agua cuyo olor recordaba a las pocilgas de los cerdos. El viajero llegó hasta uno de los guardias y se presentó.
- Saludos, mi señor guardia. Soy un emisario de su majestad el Rey, he venido a negociar con vuestro señor, la paz con su majestad. Os pido que me llevéis hasta vuestro señor para que pueda llevar a cabo mi enmienda.
Tras comprobar que, en efecto, el extraño viajero había sido enviado por el Rey, el soldado lo llevo hasta su señor. Llegaron al salón principal donde se encontraba el señor feudal con su familia y el resto de nobles que lo acompañaban. El hombre, harapiento, sudoroso, maloliente, se acerco al centro de la sala y comenzó a hablar.
- Saludos, mi señor. Como le habrán comunicado, soy un emisario de su majestad y he venido a negociar la paz, o mejor dicho a pedir su rendición.
Silencio. Murmullos. En el salón no sabían qué responder, cómo reaccionar. Un hombre solo, casi moribundo había amenazado al feudo. Las tropas del Rey no habían sido suficientes para vencerlo y mandaban a un vagabundo. Una carcajada general fue la respuesta final. El Rey había caído demasiado bajo, o se había vuelto loco.
Entonces el señor feudal alzó la voz.
- Así que tú, insignificante criatura, ¿osas retar a mi ejército? No sé si sentir lástima por tus pobres y suicidas intenciones. Sin embargo, soy un hombre curioso y atareado, creo que no me vendrá mal tener otro bufón. Así que, adelante, destroza mi feudo si puedes.
- Que así sea -dijo el emisario.
Continuará...
6 comentarios:
Bua, esa historia me la se.
El tio tenia la peste.
Puede que no.
jajajaa, a ver si cuelgan la segunda parte y salimos de dudas :)
no creo que nadie la sepa pues es cosecha propia.
no, si se nota.
Esperando la continuación...
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